Si esto no es suficientemente complicado, en la mayor parte de las ocasiones, frecuentemente hay otras informaciones y datos no implicados directamente en el trabajo pero que hay que tomar en consideración. Hay que evaluar desde la globalidad y hacer un ejercicio de compilación de información para llegar a la toma de decisiones más válida.
El líder debe realizar la planificación para la consecución de los objetivos del profesional teniendo presente el axioma anterior. Debe elaborar su plan de acción donde cada cierto tiempo, previamente acordado, se hará una valoración de los resultados y tras la revisión, si fuera necesario, preparar nuevas estrategias de actuación.
El directivo trabaja las cinco áreas fundamentales del liderazgo: establece objetivos, proporciona dirección, estructura a su equipo, dirige el trabajo y maneja las relaciones interpersonales.
Dentro de este último bloque de liderazgo, la resolución de conflictos se establece como eje principal, ya que es algo natural y consustancial al ser humano. Los profesionales están sometidos a una gran presión y generan un gran nivel de estrés que en determinados momentos puede mermar su rendimiento y relaciones con el resto de su equipo: organización, compañeros y jefe. Por lo tanto, el líder tiene que trabajar sobre su capacidad para intercambiar información de forma clara, precisa, efectiva y eficiente, debatiendo las ideas planteadas y buscando nuevas estrategias con sus colaboradores, manteniendo los objetivos de trabajo como elemento fundamental, pero buscando llegar a acuerdos ventajosos.
Este modelo podría ser de utilidad al directivo para valorar el conflicto y su resolución desde una perspectiva global y encaminada al éxito:
Ante un conflicto, un líder no debe entrar en suposiciones, sino conseguir la información adecuada que lleve a su resolución, preguntando:
El objetivo es obtener toda la información posible. A partir de ahí, seleccionar los datos más relevantes. El líder tiene que escuchar las ideas opuestas y profundizar en ellas, reafirmar la confianza en las personas, integrar informaciones y razonamientos diversos y buscar una solución común que responda a los diferentes puntos de vista.
El líder tiene que tener un gran autocontrol y retardar sus opiniones, que éstas sean más serenas y meditadas. Su objetivo es buscar la solución negociada en un conflicto, no provocar otros nuevos. El reto del líder en la gestión de conflictos es dar importancia a reflexionar conjuntamente con sus colaboradores, ya que esto les ayuda a entender el punto de vista del otro y éste es el camino más fácil hacia su resolución.
Como directivo-coach puede tomar “la herramienta de la pregunta” y guiar al profesional a que reflexione sobre las siguientes cuestiones, en caso de que el conflicto vaya asociado al sentimiento de la ira, la rabia o la cólera:
• ¿La persona con la que está enfadado es la correcta?
• ¿Tiene motivo su enfado?
• ¿Le está dando su justa importancia?
• ¿Está expresando su enfado de la manera adecuada?
• ¿Quiere mantener este estado emocional?
• ¿Qué va a hacer para cambiarlo?