viernes, 3 de enero de 2014

COACHING PARA SUPERWOMEN

Hoy me gustaría compartir el artículo que Tiscar Mascaraque (Coach ejecutivo y consultora) ha escrito para la revista de coaching ejecutivo que tengo el placer de dirigir: AECOP Magazine.
 
El artículo habla sobre la realidad de esa mujer que ha venido a denominarse superwoman. 
Ficha técnica de Superwoman:
- Edad: indefinida
- Estado civil: casada, pareja de hecho, separada o divorciada
- Hij@s: si
- Trabajo: si
- Tiempo para sí misma: ¿eso qué es?

En unas pocas líneas se puede obtener la realidad de un porcentaje elevado de la mujer de hoy en día. Son profesionales con la responsabilidad de hacer muy bien su trabajo, que además tienen la responsabilidad de llevar a buen puerto una familia (su relación de pareja, la educación de los hijos...) y se hacen responsables de mantener en orden una casa... ¿De-masiada responsabilidad?

Desde que soy coach estoy en contacto directo con mujeres que ocupan puestos de respon-sabilidad en empresas y que se sienten culpables por todo lo que no pueden hacer bien. La culpa viene de la creencia de que tienen que llegar a todo y hacerlo a un nivel de perfección que, la mayor parte de las veces, es irreal.
 

¿Qué es llegar a todo para una Superwoman? Es ser una buena esposa/pareja (compañera, confidente, amiga...), ser una buena madre (esto contempla hacer los deberes con los niños, estar con ellos cuando están enfermos, pasar con ellos “suficiente” tiempo para generar el vínculo madre-hij@...), ser una profesional competente (llegando a asumir responsabilidades por encima de lo que se le exige en muchos casos), ser buena hija, buena amiga, buena hermana, ir al gimnasio para mantenerse en forma, estar elegante y, además, tener buen humor... Y todo eso concentrado en las 24 horas que tiene un día... ¿qué pasa cuando no puedo cumplir con mi “obligación”? Que soy un desastre y me siento culpable... ¡Y además estoy agotada!

¿De dónde viene esa creencia? Esta creencia parte desde nuestra educación, la que nos transmiten verbalmente y la que recibimos visualmente. Durante la infancia, muchas de las Superwomen han recibido el mensaje “debes estudiar, conseguir un buen trabajo y ser inde-pendiente, decidir por ti misma lo que quieres llegar a ser...”, y este mensaje lo recibimos de madres que son amas de casa, que asumen todo el peso del hogar: educación de los hijos, cuidado del hogar, cuidado de la familia extensa en muchos casos, y que nos inculcan la im-portancia del rol de la madre como pilar fundamental de la familia; y cuando no eran amas de casa y estaban trabajando, el ejemplo era más contundente: eran las “proto-Superwoman”,las que iniciaron el movimiento de la “Mujer Perfec-ta”, porque además ellas fueron las mujeres que realmente hicieron el esfuerzo de “allanar” el camino a la siguiente generación (invito a leer el libro de Jane Maas “Mad Wo-men”).

Y llega una mujer a un proceso de coaching y verbaliza que su objetivo es “conseguir que mi equipo esté motiva¬do”, mientras que durante la sesión se descubre a sí misma que la falta de motivación de su equipo tiene origen en su ausencia de delegación y su exceso de celo y supervisión, ya que la responsabilidad que asume con su trabajo impli¬ca que el trabajo “tiene que ser perfecto” y no se puede dejar nada al azar...

En este caso es cuando invito a mi coacheada a analizar su vida, todas las áreas que la componen y cuál es su nivel de satisfacción en cada una de ellas. Como mujer, profesional y madre, soy consciente de que las personas somos holísti-cas, no tenemos un plano profesional totalmente estanco y delimitado perfectamente con respecto al plano personal. Mis valores y mis creencias empapan todo lo que hago, in-dependientemente de que se trate del entorno personal, profesional o social.

Cuando una Superwoman revisa su vida desde “fuera” y chequea su realidad como si se tratara de una observado-ra externa, es cuando se hace consciente la incompatibili-dad de la perfección con la consecución de sus objetivos (cualquiera que estos sean). “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”, y esto es un principio esencial para llegar a sentir satisfacción con mi día a día, con lo que hago y con las personas que me rodean.

Un cambio de observador y un reencuadre de la situación son grandes aliados para poner en valor lo realmente im-portante para cada una. No se trata de elegir uno de los ámbitos, se trata de equilibrar todos ellos y conseguir disfru-tar de cada área de mi vida, sin sentir culpabilidad porque he delegado otras tareas o, simplemente, las he dejado de hacer.

Entonces, ¿deberíamos dejar de trabajar y volver a encar-garnos del hogar y la familia? ¿o quizá es mejor opción ser profesionales y realizarnos en un plano diferente? ¿o quizá es mejor tener hijos, pero contar con ayuda externa y seguir con nuestro trabajo? ¿o debería ser el hombre el que se quedara en casa para poder dejarnos un poco de protago-nismo en la historia?... Depende. Depende de lo que cada una sienta, de la satisfacción que le reporte cada aspecto de su vida. Tan válida es la opción de tener hijos, como de no tenerlos; casarse, como seguir soltera; trabajar o que-darse en casa... TENEMOS LA OPORTUNIDAD DE DECIDIR, y es importante hacer consciente esta realidad. Mi trabajo empieza realmente cuando mi coacheada es consciente de que PUEDE ELEGIR, y tiene derecho a sentirse feliz con el modelo de vida que haya elegido.
 
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