En numerosos procesos de coaching me encuentro que uno de los problemas que más preocupan a mis clientes en su día a día es hacer una buena gestión de su tiempo. Parece un tema muy manido y algo simple de trabajar pero en mi opinión nada más alejado de la realidad.
Desde el coaching se puede trabajar sobre ésto incidiendo en lo que en mi opinión son los tres aspectos fundamentales:
Lo que mi coachee cree que hace.
Lo que piensa que debería hacer.
Lo que hace realmente.
Esto no es otra cosa que guiarle en su análisis personal de su tiempo y recordarle que éste es un recurso y como tal debemos ser conscientes de que entre otros atributos es finito y no se puede alargar y alargar a nuestro deseo.
Para ello trabajamos sobre la planificación en cuanto al cómo, cuándo y con qué medios:
Planificando sus grandes objetivos.
Programando acciones para conseguirlos.
Asignando prioridades.
Dándole a cada acción el tiempo necesario.
Trabajando sobre lo esencial.
Evaluando resultados y programando el día siguiente.
Trabajando en un entorno libre de agresiones.
Reservando tiempo para su vida privada.
La programación ayuda a:
Evitar urgencias y crisis.
Abarcar solo las tareas posibles.
Trabajar sobre lo significativo.
Descartar la indecisión y los aplazamientos.
Rechazar el estrés.
Mantener el control de las acciones y el entorno inmediato.
Una adecuada gestión del tiempo nos trae muchos beneficios a nuestro día a día, nos permite hacer las cosas en menos tiempo, evitar los riesgos del trabajo hecho deprisa, saber delegar mejor, saber planificar y ordenar cada día, reducir las interrupciones, tomar decisiones con plena confianza, reducir la tensión y el estrés, entre otros.
"Las tres cosas más difíciles de este mundo son: guardar un secreto, perdonar un agravio y aprovechar el tiempo".
B. Franklin
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