Comprender el concepto
El coaching ejecutivo es una herramienta que ayuda a impulsar el desarrollo profesional en las personas. Se basa en un proceso de aprendizaje dinámico, que tiene como objetivo que el profesional progrese de forma rápida, segura y alcance autonomía en sus competencias directivas. En definitiva, que libere su potencial…
Mediante un proceso de acompañamiento, el coach y el cliente (coachee) buscan el camino más eficaz para alcanzar los objetivos fijados, usando sus propios recursos y habilidades. En este sentido, el coach ejecutivo se basa en conversaciones entre coach y cliente, siendo la pregunta la herramienta fundamental para contribuir al desarrollo.
El coaching está plenamente enfocado a la acción eficaz y a optimizar el rendimiento con logros reales: una acción sostenida en el tiempo y orientada a conseguir un resultado óptimo en las áreas de trabajo que se plantean en las sesiones, y que se traduce en una fuente de motivación para seguir avanzando en el proceso.
Las áreas de trabajo dentro del coaching ejecutivo son muy amplias. Desde cómo sacar más rendimiento a las competencias profesionales a aprender nuevas habilidades y destrezas, descubrir las capacidades y/o fortalezas y potenciar las áreas de mejora. En este caso, el enfoque apunta a entrenar el liderazgo siendo conscientes de su importancia por la influencia directa que tiene en los resultados económicos de la empresa. Cualquier objetivo es realizable siempre que pueda concretarse, medirse y definirse en el tiempo.
Aprender de uno mismo
En cualquier proceso de coaching se parte de la premisa de que el coachee es la persona que cuenta con la mayor y mejor información para abordar el trabajo sobre los objetivos que se plantea. En vez de enseñar, el coach invita al coachee a que aprenda de sí mismo. En este sentido, se trabaja la meta (se marcan hitos que ayuden en el camino); la toma de conciencia de su campo de actuación para obtener resultados más satisfactorios; los obstáculos que puede encontrarse; las soluciones a esos obstáculos; apoyos o alianzas que puedan favorecerle; los puntos fuertes y cómo ayudarán al éxito; y se diseña un plan que pueda generar resultados medibles.
Un coach no le dará soluciones. Es consciente de que el cliente es el único que sabe lo que es bueno para sí mismo, para la empresa y cómo conseguirlo.
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